lunes, 31 de octubre de 2011

Racismofobia 反對種族主義

En algunos lugares se empieza a entonar una letanía que, además, de ser desagradable para los oídos, resulta molesta, a veces, peligrosa y, casi siempre, falsa. “Los chinos, ¡qué asco!, son un pueblo rastrero… son un pueblo dócil y servil, que tienen la culpa de todas las dictaduras que han sufrido.” He ahí la canción. Lo triste de algunas canciones desagradables es que la repetición continua las convierte en éxitos del verano, transformando su absurdo mensaje en una verdad incuestionable. Dícese que no hay mejor manera de establecer una verdad que repitiendo mil veces una mentira.
Volvamos a la cantinela. Desagradable, molesta, peligrosa y falsa. He de confesar un vicio personal. Sufro una profunda aversión, a veces, enfermiza hacia cualquier comentario que levemente roce la xenofobia o el racismo. Reconozco que esta actitud me provoca problemas importantes y, en ocasiones, un sentimiento que se acerca al fanatismo y que hace tambalear mis pilares clásicos construidos sobre el ideal de la sofrosine (moderación). Desarrollo entonces lo que podría denominarse como “racismofobia”, es decir, un desprecio tan visceral hacia las actitudes intolerantes que no sé, he ahí una duda que siempre me asalta, si puede considerarse como otro modo de intolerancia. Sobre todo, experimento un rechazo radical hacia las generalizaciones que se suelen realizar hacia los pueblos tras tener un leve conocimiento de los mismos. Si tras un viaje a París, tras haber conversado con varios franceses, la recepcionista del hotel, los vendedores de los tickets, el camarero… por un periodo de tiempo que, en conjunto, no debe superar el minuto… alguien indica que los franceses son desagradables, me enfurezco de tal manera que he de buscar en mis adentros los medios de canalizar y mitigar la ira que me invade. Situaciones similares he vivido en diferentes lugares de España, donde los tópicos se incrustan con las dos o tres observaciones y hacen lanzar la proclama cuasirracista….

El comentario hacia los chinos se sitúa dentro del tipo de comentarios tópicos generales que se realizan hacia los pueblos sin apenas conocerlos. Es cierto que en nuestras ciudades y pueblos habitan muchos chinos pero esto no implica que conozcamos las inquietudes y las peculiaridades de Wang Pi, Sho Ho, Ei Ling, Oh Wen… En estas cuestiones me parece más sensata la actitud de Winston Churchill quien al ser interrogado acerca de su opinión por los franceses contestó “No sé. No los conozco a todos”.

No hay comentarios: