miércoles, 24 de marzo de 2010

2.5. Platón: la gloria de Atenas.

Platón, nacido en Atenas en el 427 a.C. y muerto en la misma ciudad en el 347 a.C., fue el discípulo más importante de Sócrates. Probablemente fue quien mejor comprendió sus ideas y con toda seguridad el que tuvo más finura filosófica y literaria para expresarlas.
Debió experimentar una profunda conmoción cuando su maestro –“el hombre más bueno de Atenas”- fue condenado a muerte. De hecho, tras el fallecimiento de Sócrates se marchó de Atenas y conoció diferentes lugares (Mégara, Cirene, Italia, Egipto, Sicilia). Tras establecerse en Atenas, fundó la Academia, una de las instituciones filosóficas más importantes de todos los tiempos. Dirigió la Academia durante varias décadas y quiso llevar a la práctica la idea de que han de ser los filósofos quienes gobiernen los pueblos. Por este motivo, marchó a Siracusa en varias ocasiones con la intención de instruir filosóficamente, con escasa fortuna por cierto, a los monarcas del lugar.
Se conocen cuarenta y dos obras de Platón que, por su forma, reciben el nombre de diálogos, siendo Sócrates el personaje en principal en la mayoría de ellos. Algunos de los más conocidos son Apología, Protágoras, Banquete, Fedón, República, Fedro, Timeo y Leyes.

El ser humano y la teoría de las Ideas.
Platón define al ser humano de un modo similar a cómo lo hacía Sócrates. Al igual que su maestro, piensa que el alma interior es superior al cuerpo; considera que la razón debe imponerse a los sentidos y, sobre todo, cree que el desarrollo del conocimiento, la actividad propia del alma, nos llevará hacia el único bien. Pero Platón lleva al extremo las diferencias que había establecido Sócrates entre el cuerpo y el alma, entre los sentidos y la razón, entre el conocimiento y la ignorancia… La separación que establece es tan grande, la dualidad que se produce es tan extrema que, en algunas obras, Platón llega a establecer la preexistencia del alma y su reencarnación.

¿Por qué establece Platón esta separación tan nítida entre alma y cuerpo? El propósito fundamental de la filosofía de Platón consiste en encontrar un conocimiento perfecto de las realidades más importantes. Hay que conocer con absoluta perfección qué el Bien, qué es la Justicia o qué son la valentía o la prudencia, para que todas las personas de un lugar puedan ser buenas, justas o valientes de la misma manera.
Sócrates, a diferencia de los Sofistas, dialogaba con sus conciudadanos para encontrar definiciones universales del bien, de la justicia, etc. Platón continúa la tarea de su maestro y quiere que esas definiciones tengan un carácter absoluto, indiscutible. Por este motivo, les concederá una existencia que las separa del mundo sensible. Para que las definiciones que Sócrates encontraba acerca del valor, la prudencia o la justicia alcancen un carácter absoluto han de convertirse en Ideas.
Platón desea que las Ideas tengan el mismo valor que poseen las verdades matemáticas. Las verdades matemáticas (el teorema de Pitágoras o 2+2=4) no valen sólo en algunos países o en algunas épocas. Las preguntas “¿en cuántos países es válido el teorema de Pitágoras?” o “¿en qué épocas de la historia dos más dos ha sido igual a cuatro” resultan absurdas. A Platón le habían fascinado las teorías pitagóricas, que probablemente descubrió en algunos de sus viajes, y quería aplicarlas en su sistema. Puede decirse que la filosofía madura de Platón consiste en la unión de las ideas de Sócrates con las teorías pitagóricas.
Platón sabe que, siguiendo a nuestros sentidos, sólo podemos conocer un mundo que cambia constantemente –como recordaba Heráclito–. Nos situaríamos en el mundo de los sentidos, en el mundo de la opinión (doxa) o mundo sensible. Pero también sabe que empleando nuestra razón podemos conocer realidades que no cambian, que son inmutables y universales. Platón denomina “Ideas” a estas realidades. De este modo, nos situamos en el mundo de las Ideas o mundo inteligible.
Las Ideas son, por tanto, las definiciones universales (esencias) de distintas realidades. Son las definiciones que buscaba Sócrates pero con una característica más: la existencia. De hecho, las Ideas son la auténtica realidad. A través de los sentidos podemos contemplar diferentes tipos de caballos: percherón, pura sangre, árabe... los sentidos nos muestran la diversidad. Pero, ¿cuál de ellos es el auténtico caballo? A través de la Razón podemos concebir que si todos los caballos se parecen es porque se aproximan a una idea o modelo de caballo. El modelo de caballo sólo es concebible por medio de la razón. Si sabemos que los demás son caballos es porque ya tenemos en nuestra mente la idea. La idea es el modelo perfecto, la forma perfecta. Los demás caballos se aproximan, se acercan o participan de esta realidad, pero son más defectuosos.
Platón no mantuvo la teoría de las Ideas a lo largo de todas sus obras. En los diferentes diálogos su propia teoría va experimentando algunos cambios importantes, llegando a lanzar en sus últimas obras algunas críticas contra la teoría de las Ideas. No queda claro si las Ideas existen sólo en el conocimiento humano, en el alma inmortal o en un mundo separado. De cualquier manera, Platón nos habla de varios caminos para alcanzar el conocimiento de las Ideas: el amor, la reminiscencia y el conocimiento dialéctico.
Gracias al amor verdadero, la persona puede llegar a enamorarse de la Belleza en sí. Este amor va más allá de la atención a unos cuerpos sensibles y permite contemplar la Belleza en toda su plenitud, la Belleza como esencia, como Idea, como algo único que es común a todas las formas de belleza. Platón nos hablará del amor, sobre todo, en el Banquete y en el Fedro.
La teoría de la reminiscencia, por otra parte, establece que todo conocimiento verdadero representa un recuerdo. Cuando queremos saber qué es algo, nos dice Platón, lo que hacemos es encuadrarlo o relacionarlo con una Idea anterior que ya estaba en nosotros. Algunas teorías psicológicas actuales –la Psicología cognitiva– de acuerdo en que el conocimiento es una forma de recuerdo. Por ejemplo, si en una clase de Historia se habla de la batalla de la pirámide de Keops el alumno comenzará a aprender cuando relacione lo nuevo que está estudiando con lo que ya se trató en 4º de ESO, con lo que ha visto en un documental o ha leído en un libro. Cuando el alumno exclama “¡Ah, era eso!” está empezando a aprender de verdad. Conocer es recordar, relacionar con algo que ya sabíamos. Pero Platón añade una característica: el alma puede recordar porque en su interior han residido siempre las Ideas inmutables, porque las Ideas al igual que el alma son eternas. Platón sigue aquí la teoría pitagórica –no sabemos si como un mito o como una creencia auténtica– según la cual el alma, eterna e inmortal, se une a un cuerpo mortal. La tesis de la reminiscencia aparece en varias obras, pero, sobre todo en el diálogo Menón. En esta obra Sócrates haciendo preguntas a un esclavo consigue que éste llegue a formular el teorema de Pitágoras, el cual estaba en su interior desde siempre, a pesar de la aparente ignorancia del esclavo.
El tercer método que aparece en las obras de Platón para llegar a conocer las auténticas Ideas es el método dialéctico o dialéctica. Se trata de un procedimiento escalonado por el cual es posible conocer las Ideas perfectas y la Idea suprema del Bien. No hay que olvidar que junto a las Ideas de todas las cosas, Platón afirma que existen unas Ideas superiores la Belleza en sí, el Bien en sí o la Justicia en sí. Son maneras diferentes de referirse a una única realidad que otorga unidad a todas las Formas o Ideas.
A través de estos procedimientos –amor, reminiscencia o ascenso dialéctico- se puede alcanzar el conocimiento perfecto de las Ideas y, en último término, de la Idea suprema del Bien. Pero para Platón el desarrollo del conocimiento iba encaminado a un objetivo práctico que es, al mismo tiempo ético y político, la personas que alcance el conocimiento a través de su razón podrá ser buena y feliz, pero, además, esta persona tendrá la obligación de transmitir sus conocimientos al resto del pueblo, es decir, tendrá que participar en la política para organizar adecuadamente la sociedad.

Las partes del alma y el sabio-filósofo.
Platón afirma que toda persona posee un alma que es inmortal y que se encuentra en un cuerpo mortal –idea que tomó de la escuela pitagórica. El alma, a su vez, puede desarrollar varias funciones. La función más elevada, la más importante es la función racional. Esta función se realizará de un modo adecuado cuando una persona desarrolle su conocimiento, su sabiduría. En palabras de Platón, la virtud propia de la función racional es la sabiduría. La segunda función o parte del alma es la función irascible. Esta función se desarrolla correctamente cuando una persona muestra valor en los momentos adecuados. Su virtud propia es la fortaleza. La tercera función o parte del alma se denomina concupiscible. Se desarrolla correctamente cuando el alma es capaz de controlar los deseos o apetitos del cuerpo. Su virtud propia es la templanza. Siguiendo estos tres principios, una persona será justa, será buena y será feliz cuando cada parte del alma cumpla con su función.
La misma división que Platón realiza en el ser humano individual la lleva a cabo en la sociedad. En la comunidad hay tres grupos sociales o estamentos claramente diferenciados: filósofos, auxiliares/guerreros y trabajadores. Los filósofos tendrán como tarea apropiada el gobierno de la Ciudad; los auxiliares se encargarán de la defensa valiente y los productores se encargarán de trabajar. Si cada estamento cumple con su función habrá Justicia en la ciudad.
Es decir, para Platón el sistema de gobierno perfecto es una Aristocracia en la que gobiernan unos cuantos: los guardianes-filósofos que han sido sometidos a una dura preparación tanto física como mental, que culmina en el conocimiento de las Ideas y, finalmente, de la Idea suprema del Bien. Las demás clases deberán cumplir su función propia sin entrometerse en la labor de los demás.
Platón considera que la Democracia es un sistema de gobierno imperfecto en el que todos quieren opinar, sin estar preparados. El gobierno perfecto es el aristocrático, pero éste puede decaer y desaparecer cuando no se tiene un control adecuado de los nacimientos y pueden surgir formas inferiores de gobierno: la Timocracia o gobierno de los que tienen más ambición; la Oligarquía o gobierno de los más ricos; la Democracia o Gobierno del pueblo y la Tiranía o gobierno de uno solo, sin orden ni control racional.

Parte del cuerpo: Cabeza, pecho, vientre.
Parte del alma: Razón, parte irascible, parte concupiscible.
Virtud correspondiente: Sabiduría, fortaleza, templanza.
Grupo social: Sabios, auxiliares/guerreros, trabajadores.

Función adecuada: Gobernar, defender la ciudad, trabajar.

1. ¿Cuál es el propósito principal de la filosofía de Platón?
2. ¿Por qué le da Platón tanta importancia a las Matemáticas?
3. ¿Qué piensas sobre la teoría de la reencarnación o reminiscencia?

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