miércoles, 2 de abril de 2014

Mártires de la Filosofía

En el programa de Radio Giralda "Toda una amalgama" fui entrevistado por Isabel Castellano sobre los filósofos que han sido condenados a lo largo de la historia. Podéis escuchar la entrevista en el enlace (a partir del minuto 31) y leer el texto de la conversación que se ofrece a continuación:

           En los últimos meses se ha debatido mucho sobre la utilidad de la filosofía. La nueva Ley de Educación ha eliminado la asignatura en 2º de Bachillerato. Habría que preguntarse… ¿hay miedo a la filosofía?
Puede haber  varios motivos para que se haya reducido la Filosofía en el Bachillerato y eliminado la asignatura obligatoria de Ética en 4º de ESO. Pero sin duda una de las causas puede ser el temor al libre pensamiento que suele acompañar a aquellos que se encuentran en el poder.
Esto nos lleva a una curiosa paradoja: si se dice que la filosofía es inútil, ¿por qué se prohíbe?, ¿por qué tantos filósofos han sufrido persecuciones a lo largo de la historia? ¿Por qué algunos pensadores fueron condenados a muerte?
Se podrían recordar las palabras del filósofo alemán Kant: “Atrévete a pensar” “Sapere aude” Lo que más me llama la atención de esta frase es el “aude”, la osadía. Hace falta valor para proclamar el pensamiento libre. No resulta fácil romper las tradiciones establecidas y manifestar una voz que se oponga a los núcleos de poder en una determinada época.
¿Tan trágica ha sido la situación de los filósofos en la historia? Conocemos el caso de Sócrates que fue condenado, pero…
Sócrates no fue el primero. Los pitagóricos, los seguidores del sabio y matemático Pitágoras, formaron comunidades en Grecia y en Italia que fueron perseguidas brutalmente, siendo sus miembros asesinados, llevándose a la tumba sus famosos “secretos”.  Y en la gloriosa Atenas, en la época de Pericles, podemos recordar cómo el sabio Anaxágoras sufrió el destierro por sostener que el Sol era una piedra ardiendo.
¡Parece increíble! ¿Y qué ocurrió con Sócrates?
Según el juicio que conocemos gracias a Platón y  a Jenofonte, fue condenado por corromper a los jóvenes y por traer dioses nuevos.